viernes, 4 de julio de 2008

Viajeros

Estoy tendido sobre mi cama. Alguien ha puesto sus manos sobre mi plexo, y una oleada de electricidad recorre mi cuerpo. Mis oidos comienzan a percibir un fundido de sonidos, mi cuerpo sigue pesando, no siento que me salgo, permanezco en la misma posición, pero es como si me materializara en otro lugar. Es primera vez que siento esta sensación de "traslado" sin moverme. Palpo con mis manos la superficie sobre la que me encuentro. Es una mesa, sin embargo su dureza no causa molestias en mi cuerpo. No se porqué, pero siento que es ovalada, y estoy cómoda y relajadamente tendido sobre ella. Siento claramente que la habitación también es ovalada, y es más bien pequeña, y donde están mis pies, percibo un portal, pues escucho el ingreso de dos personas por allí. Mis ojos estan cerrados. Estoy tan fascinado con la vivencia que no quiero abrirlos, temo "salirme" como pasa algunas veces. Mi alrededor zumba muy suave y agradablemente, y me doy cuenta que el habitáculo en el que me encuentro es parte de una máquina, sin embargo el clima es acogedor. ¡Es una nave, estoy dentro de una nave!

Una voz de varón jóven habla al mismo tiempo que la de una mujer joven. Sus tonos son dulces y amigables. pero no puedo entenderles. No solo no entiendo el lenguage. Dicen lo mismo, al mismo tiempo, y esa experiencia me ha confundido mucho. es muy real y novedoso.
Hablan entre ellos, parece que acordaran algo. Susurran en una lengua desconocida para mi.

Ahora él se dirige a mí:
- Somos viajeros, viajamos en el tiempo y en el espacio. De allá donde venimos cada uno tiene un rol. El nuestro es investigar. Específicamente, yo estoy a cargo del centro de investigación útero-vaginal.
- Yo estudio acerca del avance de las civilizaciones, agrega ella.
Y él continúa: - Pero la razón por la que hablamos contigo es otra. Desde hace un tiempo estamos muy agradados. A ella y amí nos gusta mucho un instrumento musical que ustedes tocan acá, y que te hemos escuchado a tí, y que nosotros llamamos **** (la verdad es una palabra irrepetible, ni siquiera la recuerdo pues es absolutamente extraña para mi).

- No entiendo, replico. Noto que balbuceo, que mi boca es muy torpe y pesada.
Ahora ellos hablan entre si, estan acordando de nuevo. Ella primero susurra "Dialecticemos", y el le repite lo mismo.
Entonces, ellos repiten esa palabra, y de inmediato escucho con mucha nitidez el sonido de mi flauta dulce jugando con una melodía. Sonrío, me da mucho gusto entender lo que consultan, y me siento muy sorprendido por nuestra manera de entendernos.

- aaahh! "flauta" nosotros lo llamamos "flauta dulce".

- Es muy hermoso, dice él, y lon extrañamos, pues hace ya un tiempo que no te hemos escuchado tocarla.

Comienzo a pensar. Es así. Quizá ya hace unos tres meses que he abandonado la práctica de descubrir ese instrumento. Un día me prestaron una en el colegio. Me gustó casi de inmediato. Al cabo de un par de semanas pedía a mi madre que me consiguiera una, y ya estábamos recorriendo una conocida tienda de música para adquirirla. Aún la recuerdo, perfectamente blanca, de dos piezas, enfundada en un estuche verde claro. Durante muchas tardes de verano practiqué con ella en el descubrir sus sonidos, cada una de sus notas. Mi primera canción que ejecuté con facilidad fue "El Condor pasa", y luego, algo de bossa nova. Sin embargo mi mayor disfrute estaba en inventar mis propias melodías. Tres meses han pasado desde que interrumpí ello, apenas terminó el verano, apenas comenzaron las obligaciones escolares. Todo este tiempo estaba centrado en deberes, y noto como eso habia cambiado casi completamente la manera de sentirme en lo cotidiano. Sentí melancolía por ello.

- ¿Cómo es tu mundo? pregunté con curiosidad y algo de dificultad por esta lengua inexplicablemente traposa.

La habitación se llenó de sonidos. Árboles, mecidos por el viento suave de una tarde primaveral. Aves por todos lados, risas de niños jugando, al fondo de todo, lejos. Todo muy nítido, intenso, ¡ estaba realmente allí! ... tan pacífico, tan natural...
Me sentí profundamente agradecido, y algo sin razón me decía que era una despedida. "gracias" pronuncié un par de veces. Sentí un regalo de paz, de privilegio, de admiración por mi propia experiencia.
Siento la descompresión en mi cabeza. Mis manos palpan la suavidad de mi cama. Estoy en casa nuevamente. Siento mucha paz y felicidad.
Tuve esta experiencia como a los 12 años de edad.
Destat

viernes, 6 de junio de 2008

Ciudadela en el mar

Mi cabeza se despeja, siento la expansión de mi apretada mente cotidiana. Estoy en otro lugar, un clima diferente, inmenso, desolado, y no se como he llegado hasta aquí. Ante mis ojos, mis pies extendidos por delante, levemente caidos en oblicuo hacia abajo, suavemente flectados. Estoy flotando, desplazándome, y estoy en paz, alerta, y muy lúcido. Más allá de mis piernas, presencio la inmensidad del océano y su horizonte. Siento algo de ansiedad al percatarme que estoy en medio del mar, sin tierra a la vista. Es un espacio tremendo, increíble, solo el mar, el cielo completamente despejado y yo. Me impacta la pureza, la grandiosidad y la crudeza de los elementos. El mar es imponente, sus olas se confunden unas con las otras, no para de moverse y mutar tal como el altamar que conozco, sin embargo parece calmo, ondeante, y el dia está hermoso, azul brillante.
Mi cuerpo gira suavemente para dejar mis pies algo más hacia abajo y mi rostro de frente. Puedo ver las olas allá abajo, a unos 5 metros de altura. El mar es una masa inmensa de color verde oscuro, cambiante, imponete, profundo. Siento al viento atravesándome sin impactarme. Escucho el agua moverse.
A lo lejos, aparece lentamente una cuadrilla de estructuras cúbicas respaldecientes en medio de la nada. Me acerco paulatinamente y comienza acrecer mi curiosidad. Puedo notar que es una ciudadela, organizada quizá en unas 10 o 12 cuadras, y me desplazo hacia uno de sus pasajes sin desviar mi rumbo, como si mi trayectora se hubiese proyectado en una linea recta desde el principio. Puedo descender un poco e internarme en sus callejones. Se trata de estructuras de bordes metálicos robustos, perfiles de color gris en su mayor parte, compuesto por ventanas crsitalinas muy gruesas, al menos en las caras que afloran hacia la superficie, incluidos los techos. Me impresionan como cubos perfectos, de a uno, dos o tres pisos apilados unos sobre otros, ordenados perfectamente en cuadras de una o dos de estas estructuras de ancho, como piezas de un lego. Todas estas torres son transparentes con bordes metálicos. Sus vidrios son cristalinos , quizá suavemente ahumados. Están semisumergidos en el mar. No logro divisar las bases de las estructuras pues abajo, en el callejón, hacen sombra sobre el mar. Parecen firmemente ancladas pues no presentan ni la mas mínima inestabilidad, pero emergen del mar profundo!.... Me impresiono, como cuando observo en el puerto los cascos de los grandes navíos sumergirse, y las olas los golpean suavemente. Parecen habitaciones a escala humana. Es absurdo; me es incomprensible que en medio de la nada surja una ciudad como ésta.
Algunos de estos cubos incluyen otras estructuras metálicas: terracillas mínimas, antenas laterales, tuberías, sujecciones, formas mecánicas que no comprendo. Mi curiosidad es inmensa, decido acercarme al cristal de una de ellas, un segundo pisob en relacion al nivel del mar, creo, y con cautela miro hacia el interior. Logro divisar muebles, un mesón, quizá alacenas, uno o dos sillones como los que usan los dentistas. Me impresionan como una habitación con fines científicos. Todo está muy solo, no hay nadie habitándolas. No hay luces, ni ruidos que emanen desde allí. Logro percibir la total transparencia de sus paredes, veo muchos objetos que no logro reconocer en su función. La habitación debe tener unos tres metros de arista.
Me alejo de la estructura y me coloco en el pasaje. me deslizo por el callejón mientras contemplo la uniformidad de la ciudad y los modestos detalles que hacen especial a cada cubo, tuberías por aquí y por allá rompiendo las simetrías, pero todo perfectamente organizado, perfectamente alineados. Esta civilización no ha improvisado en nada.
Percibo el borde donde termina esta intervención. Al fondo , en perfecta y armónica perspectiva distingo el horizonte oceánico perfectamente delineado bajo el cielo azul. Me deslizo hacia el mar abierto. Cruzo la ultima linea de geometría y me interno hacia el océano. Mi velocidad comienza a aumentar y siento el viento en mis oídos. con esa sensacion de aceleración suave y progresiva voy recuperando la sensación del peso de mi cuerpo recostado sobre mi cama, aunque perduran en mis sensaciones internas las huellas del desplazamiento...
destat

martes, 3 de junio de 2008

Viaje mas allá del centro de la tierra

Cuando estaba tendido en mi cama, a eso de las seis de la tarde, me deleité por unos minutos sintiendo la brisa tibia del verano traer a travñes de mi ventana los aromas de los eucaliptus del cerro cercano a mi casa. Escuchaba a lo lejos los juegos de los niños, sus risas, sus correrías. Algunas gaviotas dejaban oir sus conversaciones cotidianas. Era un delicioso verano, lento, descansado, sin tiempo.

De pronto sentí que alguien puso sus manos sobre mi plexo, e inyectó en él un golpe de energía que me desprendió de inmediato del cuerpo físico, y me quedé flotando en la habitación. Permanecí con los ojos cerrados, profundamente sorprendido por la intensidad de la vivencia de ese golpe de energía. Imagínense, mas encima quedar flotando en el aire, estaba absolutamente sorprendido.

Entonces, sentí que el mismo serme abrazó por la espalda, y con absoluta gracia y destreza hizo un giro horizontal, como acostumbrándome al movimiento y a su presencia como guía. De inmediato me sentí completamente dócil y entregado. Lo que sigue fue una de las experiencias más maravillosas que puedo recordar.

Encontrándomecompletamente dispuesto a lo que viniera, hizo un rápido movimiento hacia arriba y en un repentino giro, esta vez vertical, se dirigió a toda velocidad hacia abajo. Dado el vértigo inmediato, tendí a abrir los ojos, y pude observar que se dirigía directamente contra el suelo, al costado de mi cama. sentí que me tensé ante la inminencia de estrellarnos. Entonces el ser se detuvo, como si esperara que yo me relajara. Cuando entendí el "mensaje", me di cuenta que era fundamental que yo superara la creencia de que el suelo sería un objeto "duro", asi que algo en mi decidió entregarse incondicionalmente, y en forma totalmente artificial, opté por "relajarme"...vaya, fue todo tan rápido, cosa de fraccion de segundo porque vuelve a repetirse la operación del giro vertical y casi inmediatamente siento que penetramos la tierra a una velocidad enorme. Descendíamos y descendíamos, y mi sensación era la de cruzar unamateria densa pero que no oponía resistencia alguna. No me atrevía a abrir los ojos por temor a perder lucidez o a encontrarme con mis condicionamientos "materialistas" que podían frenar bruscamente la experiencia. Simplemete practiqué relajarme y atender a cada detalle de este inexplicable viaje.

Seguíamos descendiendo a extraordinaria velocidad, cuando comencé a sentir la cercanía de un lugar, una especie de "centro" extraordinariamente candente, telúrico, no se como expresarlo bien. Entramos a un espacio rojizo, y sentía como si se tratará de un fundido infernal, pero que apenas provocaba una leve sensación de calor y viscosidad acuosa. Lo quemas me impresionó fue que esta entrada cambió por completo mi percepción en dos sentidos. Por un lado, un cambio en la presión sonora en mis oídos. Un fuerte rugido anunciaba que estabamos cruzando una capa de magma o roca derretida. Lo otro que me confundió muchísimo es que no me di cuenta cuando el vertigo "hacia abajo" comenzaba a sentirse "hacia arriba". no se el punto exacto en que se produjo el cambio, solo se que ahora atravezabamos la tierra en un sentido ascendente.

La velocidad era "monstruosa", y estaba siendo testigo de una experiencia sensorial que no estaba en lo absoluto en mis recuerdos. Estaba fascinado e hiper alerta a todo.

La sensación de magma fue desapareciendo hasta convertirse nuevamente en esta presion de roca traslucida, y vertiginosa. Algo curioso comenzaba a surgir. Percibí en mis oídos y en mi piel el roce de una superfixcie más bien arenosa, y deronto, un límite, un cambio drástico de sensaciones. La velocidad bestial pareció amortiguarse ante un nuevo cambio de escenario, una especia de cama acuosa, fria y oscura se interpuso de golpe. Sentí en mis oídos una tremenda presión y la textura de mi piuel evidenció que me encontraba en lo profundo de un océano.

Ascendíamos a gran velocidad en esta nueva textura, mientras a través de mis ojos cerrados podíapercibir la cercanía de la superficie, a juzgar por la luz creciente.

Abrí mis ojos plenamente en el momento mismo en que saltabamos mas allá de la superficie del mar, y nos depositabamos suavemente sobre un paisaje de playa, directamente sobre un muelle en donde me esperaban unas diez o doce personas. Estaban felices, me recibían me saludaban como si me conocieran desde siempre. Me sentí profundamente amado, emocionado, acogido. Celebraban mi llegada y me abrazaban. Eran jóvenes, hombres y mujeres. Y yo sentía que estaba en casa. Caminamos por la playa hacia el interior, donde había una casa, con forma de galpón. En su interior, había más gente, había una fiesta de bienvenida. Todos reían, hablaban al mismotiempo. No recuerdo en detalle las conversaciones, pero tengo chispazos fugaces de conversaciones, acerca de mi, de mi llegada, de lo contentos que estaban de volver a vernos. De pronto me vi parado sobre una mesa, alguien bromeba, era una fiesta animada, y parecía que caía lentamente la tarde.


Fui llevado hacia la playa por una mujer jóven y muy dulce a quien me parecia conocer de antes. Me llevo abrazado, caminando, me sentía espléndido, el día estaba hermoso, y atardecía. Quedé de pie frente a la orilla, divisando el mar calmo reflejando el sol del atardecer cayendo sobre el horizonte, entre las dos montañas costeras que abrazaban y protegían esa bahía. Sentí una profunda melancolía pues sabía que acabando la tarde debía retornar. Entonces la mujer me dijo al oído que todo tiempo estaba registrado en una memoria. Dijo que esa memoria se llamaba akásica, y que estaba en mi acceder a ella cuando quisiera, solo tenía que invocarla, pero que era un conocimiento de mucho respeto. Entonces alcé los brazos al cielo y desée humildemente que el tiempo diera marcha atrás pues necesitaba conocer dicha experiencia. Entonces me inundé sel sentimiento glorioso de ver retroceder al sol y clarear el día otra vez. Estaba presenciando una danza del tiempo hacia un momento anterior, como si con eso tuviera acceso a un espacio primordial. Y el sol quedó ubicado unos metros más arriba. Me sentí profundamente sagrado, serio, extático, respetuoso. Luego, algo en mi sabía que todo debía volver a su lugar, asi que nuevamente alcé los brazos y agradecí la oportunidad con todo mi corazón. Y el sol volvió a caer, y con él descendió la tarde.

Cuando volví la cara, todos estaban presentes, y me llevaron hacia el muelle, donde comencé a abrazarlos uno por uno, y les repetía lo agradecido que estaba, y no podía parar de llorar. lloraba de alegría, de privilegios, de tristeza, de melancolía profunda. Me dijeron que volvería, que me estarían esperando.

Entonces fui tomado por el mismo ser que me trajo (a quien nunca vi), y les vi abajo en el muelle agitando sus manos mientras subíamos en este giro vertical aunque lento, ayudandome a aceptar la partida, nuevamente abrazado desde la espalda, y preparándome hacia el espacio del vertigo. Entonces, repetimos el viaje de vuelta, y os sumergimos en el mar. El vertigo descendente comenzó a sentirse. Era exactamente el mismo viaje, peropor supuesto, al revés.

A pesar de repetir con la misma vivacidad todos los cambios perceptuales segun atravesábamos las capas de la tierra, mi corazón estaba acongojado. Todo fue perfecto, cada percepción de ese día intenso estaba completamente vibrante en lo hondo de mi ser. Solo me llamaba la atención como fcada segundo del viaje de retorno era exactamente lúcido, tal como el viaje de ida. Cuando fui dejado en mi cama, el abrazo de ese espíritume acompañó unos segundos mas, y me estrecho con fuerza. No paraba de repetir "gracias", "gracias", mientraspensaba si acaso merecía tanta belleza, tanto amor recibido. Y el abrazo se disipó, y cantaba en mi interior quiero volver a verlos a todos, quedan en mi para siempre. Cuando abri mis ojos y reconocí el tiempo usual cerca del anochecer, me quedé allí, tendido, recordando cada segundo, saboreando cada gota de amor derramados. Feliz y pacífico, profundamente pacífico. La noche caía lenta, hermosa, tan pero tan familiar. Lloré un poco, suavemente.

Y entonces me dormí.
destat

viernes, 23 de mayo de 2008

El templo del Hombre

Mi historia se relaciona no con un sueño, sino una visión, de esas que se distinguen por ser muy concretas. En una visión, los aromas, sonidos y paisajes pueden ser reales; en un sueño, que también es importante para el conocimeinto de si mismo, acuden los simbolos. Lo que voy a relatar me ocurrió cuando recién estaba entrando en estos hermosos temas de lo interior (casi los 25 años de edad)

Solo es una parte muy pequeña pero de mucho significado: En la visión escuchaba un instrumento, que no lograba determinar si era de cuerda o viento, pero el sonido era muy bello y que invitaba a la paz interna; era un fragmento de la novena sinfonia de Beethoven (en el cuarto movimiento que todos conocemos). Una voz profunda y llena de amor que provenia de ninguna parte y que estaba presente en todo el espacio que cubria mi visión, decia: "El cuerpo humano es el templo más importante, y por ello debemos cuidarlo". Cuando desperté, le conte a mamá lo que habia sentido, conversamos largo y tendido, como acostumbramos a hacerlo en estos últimos tiempos. Recuerdo que me dijo que los templos que construye el hombre, son en el fondo una representación de lo que somos. El mensaje de la visión y las palabrass de mamá derramaban claridad y de ahora en adelante me sentía responsable de todo lo que hiciera por administrar el cuerpo que la madre tierra me habia prestado para vivir mis experiencias.

Hasta antes de la visión, habia estado participando en un templo en donde los hermanos que acudían para enseñarme muchos temas, tenía en sí, la representación del universo y pienso, que la visión tomo elementos ya conocidos por mí y los plasmó en el mensaje bello, claro y lleno de fuerza; simple y sin agregados, el que quedó grabado en mi conciencia hasta el día de hoy.

Solo me resta decir que las visiones no son en vano, muestran el enorme poder que contenemos en nuestra existencia y lo responsables que somos al aceptar que somos más que un cuerpo que trabaja, se alimenta, duerme, se viste, aprende y todo lo que nuestra mente pueda concebir.

Para tener visiones no hay receta, solo tener una mente abierta a las experiencias y... llegarán solas. Para tenerlas, se debe tener claro el objetivo personal; yo crezco cuando las visiones tienen que ver conmigo, no sirven cuando intento escarbar en el corazón del hermano.

Con amor, por que en algún momento de la eternidad nos encontraremos en un abrazo...

Leon_0862